Anansi y la sabiduría

Hace mucho, mucho tiempo la gente no sabía nada. No sabían cómo cultivar, o cómo tejer tela, o cómo hacer herramientas de hierro. El dios Nyame arriba en el cielo tenía toda la sabiduría del mundo. La mantenía guardada en una vasija de barro.

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Un día, Nyame decidió darle la vasija de sabiduría a Anansi. Cada vez que Anansi se asomaba y miraba dentro de la vasija de barro, aprendía algo nuevo. ¡Qué impresionante!

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El codicioso Anansi pensó, “voy a guardar la vasija en la copa de un árbol muy alto. ¡Y será sólo mía!” Hiló un hilo largo, envolvió con él la vasija de barro, y lo ató a su cintura. Empezó a trepar el árbol. Pero se le hacía muy difícil trepar el árbol con la vasija constantemente pegándole en las rodillas.

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Mientras tanto, el hijo pequeño de Anansi lo miraba desde abajo y le dijo, “¿No sería más fácil trepar si te ataras la vasija a tu espalda?” Anansi ató la vasija llena de sabiduría a su espalda y, efectivamente, fue mucho más fácil.

4

En un instante logró llegar a la copa del árbol. Pero entonces se detuvo a pensar: “Se supone que yo soy quien tiene toda la sabiduría, ¡pero mi hijo fue más listo que yo!” Anansi se enojó tanto que lanzó la vasija desde lo alto del árbol.

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Quedó hecha pedazos en el suelo. La sabiduría quedó libre y disponible para todos. Y así fue cómo gente supo cultivar, tejer, hacer herramientas de hierro, y muchas otras cosas más.

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Anansi y la sabiduría

Texto: Cuento de Ghana
Ilustración: Wiehan de Jager
Traducción: Felipe Bañados Schwerter
Idioma: Español

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