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Simbegwire Simbegwire

Texto Rukia Nantale

Ilustraciones Benjamin Mitchley

Translated by Anna Westpfahl

Lectura en voz alta Jula Eberth

Lengua alemán

Nivel Nivel 5

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Als ihre Mutter starb, war Simbegwire sehr traurig. Simbegwires Vater kümmerte sich so gut er konnte um seine Tochter. Langsam lernten sie, ohne Simbegwires Mutter wieder glücklich zu sein. Jeden Morgen saßen sie zusammen und sprachen über den anstehenden Tag. Jeden Abend bereiteten sie zusammen das Abendessen zu. Nach dem Abwasch half Simbegwires Vater ihr mit den Hausaufgaben.

Cuando la madre de Simbegwire murió, ella estaba muy triste. El padre de Simbegwire hizo lo mejor que pudo para cuidar de su hija. Lentamente, aprendieron a ser felices de nuevo, sin la madre de Simbegwire. Cada mañana, se sentaban y hablaban sobre el siguiente día. Cada tarde, hacían la cena juntos. Luego, lavaban los platos y el padre de Simbegwire la ayudaba con sus tareas.


Eines Tages kam Simbegwires Vater später als üblich nach Hause. „Wo bist du, mein Kind?“, rief er. Simbegwire lief zu ihm. Sie blieb stehen, als sie sah, dass er die Hand einer Frau hielt. „Ich möchte dir jemand besonderen vorstellen, mein Kind. Das ist Anita“, sagte er lächelnd.

Un día, el padre de Simbegwire llegó a casa más tarde de lo usual. “¿Dónde estás mi niña?” él preguntó. Simbegwire corrió hacia su padre, y quedó inmóvil cuando vio que él estaba tomado de la mano con una mujer. “Quiero que conozcas a alguien muy especial, mi niña. Ella es Anita,” dijo sonriendo.


„Hallo Simbegwire, dein Vater hat mir viel von dir erzählt“, sagte Anita. Aber weder lächelte sie, noch nahm sie die Hand des Mädchens. Simbegwires Vater war glücklich und erfreut. Er sprach davon, dass die drei zusammenleben und wie schön ihr Leben dann wäre. „Mein Kind, ich hoffe, du akzeptierst Anita als deine Mutter“, sagte er.

“Hola Simbegwire, tu padre me ha contado mucho sobre ti,” dijo Anita. Pero no le sonrió ni tomó de la mano. El padre de Simbegwire estaba feliz y emocionado. Él habló sobre los tres viviendo juntos, y cuán bueno eso sería. “Mi niña, espero que aceptes a Anita como tu madre,” él dijo.


Simbegwires Leben veränderte sich. Sie hatte keine Zeit mehr, um morgens mit ihrem Vater zu sitzen. Anita gab ihr viel Hausarbeit und abends war sie zu müde von der Schule. Sie ging nach dem Abendessen direkt ins Bett. Der einzige Trost war die bunte Decke, die sie von ihrer Mutter hatte. Simbegwires Vater schien nicht zu bemerken, dass seine Tochter unglücklich war.

La vida de Simbegwire cambió. Ya no tenía tiempo para sentarse con su padre por las mañanas. Anita le dio muchas tareas domésticas que la agotaban demasiado para hacer sus tareas escolares por las tardes. Ella se iba directo a su cama después de cenar. Su único consuelo era su manta colorida que su madre le regaló. El padre de Simbegwire no parecía notar que su hija estaba triste.


Nach ein paar Monaten, teilte Simbegwires Vater ihnen mit, dass er eine Weile nicht zu Hause sein würde. „Ich muss von meiner Arbeit aus verreisen“, sagte er. „Aber ich weiß, dass ihr auf euch gegenseitig aufpasst.“ Simbegwire schaute betrübt, aber ihr Vater bemerkte es nicht. Anita sagte nichts. Auch sie war nicht glücklich.

Después de varios meses, el padre de Simbegwire les dijo que él estaría fuera de casa por un tiempo. “Tengo que viajar por mi trabajo,” él dijo. “Pero sé que ustedes se cuidarán la una a la otra.” Simbegwire puso cara de decepción, pero su padre no la notó. Anita no dijo nada. Ella tampoco estaba contenta.


Es wurde schlimmer für Simbegwire. Wenn sie ihre Aufgaben nicht erledigte oder sie sich beschwerte, schlug Anita sie. Und beim Abendessen aß die Frau das meiste Essen, sodass für Simbegwire nur einige Reste übrig blieben. Jeden Abend weinte sich Simbegwire mit der Decke ihrer Mutter im Arm in den Schlaf.

Las cosas se pusieron peores para Simbegwire. Si no terminaba sus tareas de la casa, o si se quejaba, Anita la golpeaba. Y a la hora de la cena, la mujer se comía la mayor parte de la comida, dejando sólo las sobras para Simbegwire. Cada noche, Simbegwire lloraba hasta quedarse dormida, abrazando la manta de su madre.


Eines Morgens stand Simbegwire zu spät auf. „Du faules Mädchen!“, rief Anita. Sie zog Simbegwire aus dem Bett. Die Lieblingsdecke blieb an einem Nagel hängen und riss entzwei.

Una mañana, Simbegwire se atrasó en levantarse. “¡Qué niña más floja!” Anita le gritó. Ella la tiró fuera de la cama. La manta tan preciada de Simbegwire que había quedado enganchada en un clavo, se rasgó en dos.


Simbegwire war sehr verärgert. Sie beschloss, von zu Hause wegzulaufen. Sie nahm die zerrissene Decke ihrer Mutter, packte etwas zu essen ein und verließ das Haus. Sie lief den Weg entlang, den ihr Vater genommen hatte.

Simbegwire estaba muy enfadada. Ella decidió irse de su casa. Tomó los pedazos de la manta de su madre, empacó un poco de comida y se fue de casa. Siguió el mismo camino que su padre había tomado.


Als es Abend wurde kletterte sie auf einen hohen Baum nahe des Flusses und machte sich ein Bett in den Ästen. Zum Einschlafen sang sie: „Maama, Maama, Maama, du hast mich verlassen. Du hast mich verlassen und bist nie zurückgekommen. Vater liebt mich nicht mehr. Mutter, wann kommst du zurück? Du hast mich verlassen.“

Cuando atardeció, Simbegwire se trepó a un árbol muy alto que estaba cerca de un riachuelo e hizo una cama en sus ramas. Mientras se quedaba dormida, ella cantaba: “Maamá, maamá, maamá, me abandonaste. Me abandonaste y nunca regresaste. Mi padre ya no me ama. Madre, ¿cuándo regresarás? Me abandonaste.”


Am nächsten Morgen sang Simbegwire wieder das Lieb. Als die Frauen zum Fluss kamen, um ihre Kleidung zu waschen, hörten sie das traurige Lied aus dem großen Baum kommen. Sie dachten, es sei nur der Wind, der in den Blättern raschelte und setzten ihre Arbeit fort. Aber eine der Frauen hörte dem Lied ganz genau zu.

A la mañana siguiente, Simbegwire cantó una vez más. Cuando unas mujeres vinieron a lavar sus ropas en el riachuelo, escucharon la triste canción que venía de lo alto del árbol. Pensaron que sólo era el viento moviendo las hojas, y siguieron con su trabajo. Pero una de las mujeres le puso más atención a la canción.


Die Frau schaute hinauf in den Baum. Als sie das Mädchen und Teile der bunten Decke sah, rief sie „Simbegwire, das Kind meines Bruders!“ Die anderen Frauen unterbrachen das Waschen und halfen Simbegwire, den Baum hinunter zu klettern. Ihre Tante umarmte das kleine Mädchen und versuchte, es zu trösten.

Esta mujer miró hacia arriba del árbol. Cuando vio a la niña con su manta en pedazos, gritó, “¡Simbegwire, la hija de mi hermano!” Las otras mujeres dejaron de lavar y ayudaron a Simbegwire a bajar del árbol. Su tía la abrazó y trató de consolarla.


Simbegwires Tante nahm das Kind mit zu sich nach Hause. Sie gab Simbegwire eine warme Mahlzeit und deckte sie im Bett mit der Decke ihrer Mutter zu. In dieser Nacht weinte sich Simbegwire in den Schlaf, aber es waren Tränen der Erleichterung. Sie wusste, ihre Tante würde sich um sie kümmern.

La tía de Simbegwire la llevó a su casa. Le dio de comer, y la acomodó en la cama con la manta de su madre. Esa noche, Simbegwire lloraba mientras se quedaba dormida. Pero eran lágrimas de alegría. Sabía que su tía cuidaría de ella.


Als Simbegwires Vater nach Hause kam, fand er ein leeres Zimmer vor. „Was ist passiert, Anita?“ fragte er traurig. Die Frau erklärte, dass Simbegwire weggelaufen war. „Ich wollte, dass sie mich respektiert“, sagte sie, „aber vielleicht war ich zu streng.“ Simbegwires Vater ging hinaus und lief in Richtung Fluss. Er lief zum Dorf seiner Schwester, um herauszufinden, ob sie Simbegwire gesehen hatte.

Cuando el padre de Simbegwire regresó a casa, encontró su habitación vacía. “¿Qué ocurrió, Anita?” él preguntó con gran tristeza. La mujer le dijo que Simbegwire había huido de casa. “Quería que me respetara,” ella dijo. “Pero quizás fui muy estricta.” El padre de Simbegwire salió de la casa y caminó con dirección hacia el riachuelo. Siguió caminando hasta la villa de su hermana para preguntarle por Simbegwire.


Simbegwire spielte mit ihren Cousins als sie ihren Vater von weit weg kommen sah. Sie hatte Angst, dass er wütend sein könnte, also lief sie ins Haus, um sich zu verstecken. Aber ihr Vater sagte: „Simbegwire, du hast dir selbst eine perfekt Mutter gesucht. Eine, die dich liebt und versteht. Ich bin stolz auf dich und ich liebe dich.“ Sie vereinbarten, dass Simbegwire so lange bei ihrer Tante bleiben würde, wie sie möchte.

Simbegwire estaba jugando con sus primos cuando vio a su padre de lejos. Ella tenía miedo de que estuviera enfadado, así que corrió a esconderse. Pero su padre la siguió y le dijo, “Simbegwire, has encontrado a la madre perfecta para ti. Una madre que te ama y te entiende. Estoy orgulloso de ti y te amo.” Los dos estaban de acuerdo en que Simbegwire podía quedarse con su tía el tiempo que quisiera.


Ihr Vater kam jeden Tag zu Besuch. Irgendwann kam er zusammen mit Anita. Sie nahm Simbegwires Hand. „Es tut mir so leid, Kleine, es war mein Fehler“, weinte sie. „Kannst du mir noch eine Chance geben?“ Simbegwire sah ihren besorgten Vater an. Dann machte sie einen Schritt auf Anita zu und legte ihren Arm um sie.

Su padre la visitaba todos los días. Con el paso del tiempo, él llevó a Anita. Ella tomó la mando de Simbegwire. “Lo siento mucho pequeñita, me equivoqué,” le dijo. “¿Me darías otra oportunidad?” Simbegwire volteó a mirar a su padre, quien lucía preocupado. Entonces, ella se acercó a Anita lentamente y la abrazó.


In der Woche danach lud Anita Simbegwire mit ihren Cousins und der Tante zum Essen ein. Was für ein Fest! Anita kochte Simbegwires Lieblingsessen und alle aßen, bis sie satt waren. Dann spielten die Kinder, während die Erwachsenen sich unterhielten. Simbegwire war glücklich und tapfer. Sie beschloss, dass sie bald, sehr bald, zurück nach Hause kommen würde, um bei ihrem Vater und ihrer Stiefmutter zu wohnen.

A la semana siguiente, Anita invitó a Simbegwire, a sus primos y a su tía, a cenar en su casa. ¡Qué gran festín! Anita cocinó todas las comidas favoritas de Simbegwire, y todos comieron hasta quedar satisfechos. Luego, los niños jugaron y los adultos charlaron. Simbegwire se sentía feliz y valiente. Ella había decidido que pronto, muy pronto, regresaría a casa para vivir con su padre y su madrastra.


Texto: Rukia Nantale
Ilustraciones: Benjamin Mitchley
Translated by: Anna Westpfahl
Lectura en voz alta: Jula Eberth
Lengua: alemán
Nivel: Nivel 5
Fuente: Simbegwire del African Storybook
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Esta obra está bajo una Creative Commons Atribución 3.0 Internacional.
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