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Nankoko na Pungwa La Gallina y el Águila

Texto Ann Nduku

Ilustraciones Wiehan de Jager

Translated by Sandra Mulesu

Lengua bemba

Nivel Nivel 3

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Patile akantu, kaikele ngefi, nankoko na pungwa bali fibusa. Baleikala mumutende nefyuni fimbi. Tapali nefyalepupuka.

Hace mucho tiempo, la Gallina y el Águila eran amigos. Vivían en paz con todas las otras aves. Ninguna de ellas podía volar.


Bushiku bumo, kwaliponene insala. Pungwa aile alefwaya ifyakulya ukutali sana. Abweleleko ninshi nanaka sana. “Kufwile kwaba inshila yakwendelamo ukwabuka ukucula!”

Un día, la hambruna llegó y el Águila tuvo que caminar muy lejos en búsqueda de comida. Regresó muy cansada. “¡Tiene que haber una forma más fácil de viajar!” dijo el Águila.


Panuma yakubuka ulucelo, Nankoko epakusanga inshilaimo iisuma. Efyo ayambile uku longanya amasako yaponene kufyuni fimbi. Tiyeni tubililile pamo aya amasako pamulu waaya twakwata. Limbi kuti catwangukilako mumyendele”.

Luego de un sueño reparador, la Gallina tuvo una idea brillante. Empezó a recoger las plumas que sus amigas aves soltaban. “Cosamos las plumas por encima de las nuestras”, dijo. “Quizás así sea más fácil viajar.”


Pungwa ewalifye nakela mumushi, ewabalilapo nokubila. Aipangila amapindo ayasuma sana nokupupukila mumulu umutali. Inkoko epakwashima akela, nomba yalifilwa ukubila kumulandu wakunaka. Epakusha akela pa kabati, nokuya mukupekanya ifyakulya fyabana.

El Águila era la única que tenía una aguja en la aldea, así que ella empezó a coser primero. Se hizo un par de alas muy lindas y voló mucho más alto que la Gallina. La Gallina se consiguió la aguja para empezar a coser sus alas, pero se cansó antes de terminarlas. Dejó la aguja encima del armario y se fue a preparar algo de comida para sus hijos.


Nomba ifyuni fimbi fyalimwene uko pungwa apupwike. Epakulomba nankoko ukubashimako akele pakuti nabo babilileko amasako. Mukashitafye akanono, ifyuni ifing fyayamba ukulapupuka mumulu.

Pero las otras aves habían visto al Águila irse volando lejos, así que le pidieron a la Gallina que les prestara la aguja para hacerse alas también. Y pronto, el cielo estaba cubierto de muchas aves volando.


Elyo icuni cakulekelesha caishile mukulomba akela, nankoko talipo. Efyo abana bakwe basendele akela nokwamba ukwangasha. Elyo banakile ukwangala, basile akela mumuchanga.

Cuando la última ave fue a entregar la aguja prestada, la Gallina no estaba en casa. Así que los hijos de la Gallina tomaron la aguja para jugar con ella. Cuando se cansaron de jugar, dejaron la aguja en la tierra.


Mukasuba, pungwa efyo abwelele. Epakwipusha pakela pakuti alundeko amasako nayambi nokubililila ayanenwike elyo aile pabulendo bwakwe. Nankoko epakwamba ukufwaya. Afwaya mu cikini. Afwaya mulubansa, aleka tekakumoneka.

Más tarde, el Águila volvió. Pidió la aguja para coser algunas plumas que se le habían caído durante su viaje. La Gallina fue a buscarla en el armario y no estaba. Buscó en la cocina y en el patio, pero la aguja no aparecía. No estaba en ningún lugar.


” Mpelakofye ubushiku bumo,” Nankoko apapata. “kuti wiasa bikako amasako kumapindo yobe nokupupuka ukuya mukufwaya ifyakulya nakabili”. Pungwa epakuti “nakupelafye ubushiku bumo, ngatawasange akela, ukampeka ukampela umwana obe umo ngamalipilo”.

“Sólo dame un día para encontrar la aguja,” la Gallina le rogó al Águila. “Para que puedas arreglar tus alas y volar en búsqueda de comida.” “Un solo día,” dijo el Águila. “Si no encuentras la aguja en un día, tendrás que regalarme uno de tus pollitos como pago.”


Ubushiku bwakonkelepo, elyo pungwa aishile, asangile nankoko alefwaya akela mumuchanga. Pungwa epakupupuka bwangu panshi nukwikatapo akameana kankoko. Nokuka senda. Ukufuma apopene lyonse pungwa naisa asanga nankoko alefwaya akela mumuchanga.

Cuando el Águila regresó al día siguiente, vio que la Gallina estaba arañando la tierra, pero la aguja no estaba. Así que el Águila voló muy rápido hacia dónde estaban los pollitos, agarró a uno de ellos y se lo llevó lejos. Después de eso, el Águila siempre encontraba a la Gallina arañando la tierra con sus patas para encontrar la aguja.


Ngakwaisa icinshigwa cakwa pungwa, nankoko alacenjesha abana bakwe. “Fumeni palwalala”. Elyo tumwasuka ati, “tatuli fipuba, tulebutuka”.

Y cuando aparece la sombra de las alas del Águila en la tierra, la Gallina les ordena a sus pollitos: “Aléjense del suelo seco y descubierto.” Y ellos le contestan: “No somos tontos, saldremos corriendo.”


Texto: Ann Nduku
Ilustraciones: Wiehan de Jager
Translated by: Sandra Mulesu
Lengua: bemba
Nivel: Nivel 3
Fuente: Hen and Eagle del African Storybook
Licencia Creative Commons
Esta obra está bajo una Creative Commons Atribución 3.0 Internacional.
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