Inkoko ne Ciyongoli fyali fibusa. Nomba lyonse bale cinfyanayafye. Bushiku bumo, baile mukuteya umupila wakumakasa pakuti bamone uwingacinfya umunankwe.
Pollo y Milpiés eran amigos. Pero siempre competían. Un día, decidieron jugar fútbol para ver quién jugaba mejor.
Baile kucibansa camupila nokwamba ukuteya. Inkoko yali iya angukilwa nomba iciyongoli calyangukishe ukucilapo. Inkolo epakupantila ukutali nomba iciyongoli tepakupantisha ukucilapo. Inkoko epakwamba ukunfwa ububi.
Fueron a la cancha de fútbol y comenzaron a jugar. El Pollo era rápido, pero Milpiés era mucho más rápido. El Pollo pateaba lejos el balón, pero Milpiés lo pateaba aún más lejos. Así que el Pollo se empezó a enojar.
Camino a casa, el Pollo se encontró con la Mamá Milpiés. Y ella le preguntó, “¿Has visto a mi hijo?” El Pollo no le respondió nada y Mamá Milpiés se empezó a preocupar.
Luego, Mamá Milpiés escuchó una pequeña vocecita. “¡Ayúdame, mamá!” gritaba la vocecita. Mamá Milpiés miró para todos lados tratando de escuchar atentamente. La vocecita venía del interior del Pollo.
Mamá Milpiés gritó, “¡Usa tus poderes especiales, hijo mío!” Los Milpiés pueden producir un olor muy desagradable con un sabor terrible. El Pollo comenzó a sentirse enfermo.
El Pollo tosió y tosió hasta que Milpiés logró salir de su estómago. Mamá Milpiés y su hijo treparon un árbol muy rápidamente para esconderse del Pollo.
Ukufuma apopena inkoko nefiyongoli fyalipatana.
Desde ese instante, los pollos y los milpiés fueron enemigos.